Judith Butler: su teoría queer, el coronavirus y poder

La perspectiva defendida por Judith Butler, surge como oposición al feminismo radical de Estados Unidos en la década de los setenta. Su planteamiento principal es la defensa del patriarcado como un sistema de opresión de los hombres sobre las mujeres que funciona de forma autónoma. Los hombres constituyen el enemigo principal de las mujeres y el patriarcado, antes que el capitalismo, se considera el enemigo principal de las mujeres.

Los principales conceptos de su obra y la «teoría queer»

  • Define el «género» como «significados culturales que acepta el cuerpo sexuado». No se centra simplemente en la dimensión cultural del «ser hombre» y lo «masculino» o el «ser mujer» y «lo femenino» en sí mismos, sino a través de qué medios y con qué fines se realiza esta construcción.
  • Critica a la heterosexualidad como régimen de poder y disciplinamiento, y la reproducción como base.
  • El cuerpo no existe por fuera de los discursos que le dan forma. El género no es natural, sino performativo.
  • Según la «universalización de la identidad», el discurso heteronormativo disciplina los cuerpos en base a una forma ideal y ficticia de «ser hombre» y «ser mujer».
  • El problema de la opresión está ligado a la idea de identidad universal. No es el capitalismo en sí, no es la relación entre el capitalismo y el patriarcado, sino la propia construcción cultural.

El feminismo radical, el feminismo de la diferencia y la teoría queer mantienen visiones diferentes sobre el género, el sexo y la sexualidad, pero siguen manteniendo importantes puntos de contacto: «un desplazamiento radical de atención al plano del discurso y del lenguaje como lugar de definición de la identidad de género y de la formación de una jerarquía entre sexos».

La filósofa y feminista Judith Butler escribe sobre la pandemia de COVID-19 y sus crecientes efectos políticos y sociales en Estados Unidos (19/03/2020): https://www.versobooks.com/blogs/4603-capitalism-has-its-limits

En su artículo, indica que el virus no discrimina, nos trata por igual, nos pone igualmente en riesgo de enfermar, de perder a alguien cercano y vivir en un mundo de inminente amenaza, demostrando que la comunidad humana es frágil. Al mismo tiempo, considera que algunos estados o regiones de Estados Unidos han sido incapaces de preparase con anticipación, se han reforzado las políticas nacionales y el cierre de las fronteras y llegado empresarios ansiosos por capitalizar el sufrimiento global. Todos dan testimonio de la rapidez con que la desigualdad radical, que incluye el nacionalismo, la supremacía blanca, la violencia contra las mujeres, las personas queer y trans, y la explotación capitalista encuentran formas de reproducir y fortalecer sus poderes dentro de las zonas pandémicas.

Claramente desesperado por anotarse los puntos políticos que aseguren su reelección, Trump ya ha tratado de comprar los derechos exlusivos de los Estados Unidos sobre una vacuna contra el coronavirus de la compañía alemana, CureVac, financiada por el gobierno alemán. El Ministro de Salud alemán confirmó a la prensa alemana que la oferta existió. El político alemán Lauterbach, indicó que «el capitalismo tiene límites». Supone que se opuso a la disposición de «uso exlusivo» y que el rechazo se aplicará también para los alemanes. Nuestra indignación disminuye con cada nueva instancia de autoengrandecimiento inmoral y criminal.

La desigualdad social y económica asegurará que el virus discrimine. El virus por sí solo no discrimina, pero los humanos seguramente lo hacemos, modelados como estamos por los poderes entrelazados del nacionalismo, el racismo, la xenofobia y el capitalismo. Es probable que seamos testigos de un escenario doloroso en el que algunas criaturas humanas afirmarán su derecho a vivir a expensas de otros.

La idea de que podríamos convertirnos en personas que desean ver un mundo en el que la política de salud esté igualmente comprometida con todas las vidas, para desmantelar el control del mercado sobre la atención médica que distingue entre los dignos y aquellos que pueden ser fácilmente abandonados a la enfermedad y la muerte.